Parte importante de su prosperidad son su fiel mujer Ellen (Susan Sarandon) y Brooke (Brit Marling), su hija y heredera de su vasto imperio. Pero tras las apariencias, Miller está con el agua al cuello, desesperado por completar la venta de su imperio antes de que se descubran una serie de manejos ilegales y para complicar aún más las cosas mantiene un romance con una comerciante de arte francesa (Laetitia Casta).
Justo cuando se dispone a finalizar la esperada transacción, un sangriento e inesperado error le obligará a reencontrarse con un fantasma de su pasado y a enfrentarse a los límites de su doble moral.